La computación
en nube se puede aplicar en casi cualquier entorno: desde el pequeño
comerciante que necesita un sitio web seguro de comercio electrónico de
forma rápida y barata, hasta el operario de ferry que alcanza altos
picos en su sistema informático en mayo y junio, mientras que el resto
del año se encuentra prácticamente inactivo.
Su aplicación
puede ser muy útil por ejemplo, para el servicio de bomberos cuando
repentinamente necesitan más poder computacional para predecir
movimientos de incendios forestales durante el verano.
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